Como parte de los Laboratorios de Empresas y Reconciliación —un proyecto desarrollado desde 2017 en Buriticá, Cañón del Porce y Buenaventura, y financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID)—, la Fundación Ideas para la Paz se embarcó en una idea que parecía imposible: lograr que gerentes de diferentes áreas de la empresa Continental Gold y miembros de la comunidad de Buriticá, en Antioquia, intercambiaran roles por un día para realizar un experimento de empatía.
El objetivo de los Laboratorios es contribuir a la transformación de las relaciones entre el sector empresarial, las autoridades locales y las comunidades, y aumentar los niveles de confianza mediante procesos de formación, diálogo y cooperación. Está comprobado que la empatía es un elemento clave para transformar las relaciones, generar confianza y resolver conflictos, pues permite que las personas involucradas en una situación difícil puedan generar opciones, ver la situación de manera diferente y lograr percibir a ese “otro” como un ser humano.
Desde el inicio, la FIP realizó diferentes experimentos para lograr acercar a los diversos actores que históricamente han tenido tensiones y transformar así la manera como se perciben, comprenden y relacionan. Este experimento de empatía se hizo realidad gracias al compromiso de tres asociados a los Laboratorios que estuvieron dispuestos a ponerse en los zapatos de otro por un día.
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De esta manera, Milton Hernández, barequero del Río Cauca y líder de la vereda Angelina, cambió de rol con Jonnathan Osorio, Gerente de Responsabilidad Social Corporativa de Continental Gold. Claudia Uribe, Gerente de Formalización Minera de Continental Gold, hizo lo propio con John Albeiro Goez, accionista y trabajador de la Asociación Minera San Román y, finalmente, Leidy Tuberquia miembro de la Asociación de Mujeres Solidarias de la vereda los Asientos, intercambió papeles con Mauricio Cárdenas, Gerente de Planeación y Desarrollo de Continental Gold.
Desarrollando la empatía
Cada uno de los participantes se enfrentó a este experimento con expectativas, emociones y pensamientos encontrados. No solo estaban ansiosos por romper la rutina, sino que sentían curiosidad por ver la cotidianidad del otro y se veían emocionados por conocer más sobre un contexto que les resultaba extraño. Pero, también, tenían miedo por la manera como los tratarían las personas con las que interactuarían y se preguntaban si serían capaces de realizar tareas que nunca antes habían hecho.
Claudia “echó pala” hombro a hombro con los mineros de San Román, a los que normalmente supervisa exigiéndoles los estándares de la minería formalizada. Mientras tanto, John Albeiro conoció de cerca las largas caminatas y difíciles decisiones que debe tomar Claudia a diario.
Milton viajó a Medellín para darse cuenta de la cantidad de procesos administrativos y de gestión que debe seguir Jonnathan con el fin de desarrollar un proyecto, mientras que Jonnathan, bajo el sol del Río Cauca, “barequeó” junto al padre y el hermano de Milton y luego fue recibido por su familia.
Leidy se enfrentó a lo que significa liderar un equipo de trabajo y luego supervisó los diferentes proyectos que financia Continental en Buriticá; Mauricio, por su parte, se puso el delantal para cocinar los refrigerios que la Asociación de Mujeres Solidarias de la vereda los Asientos se comprometió a entregar, y luego sembró tomates junto al esposo de Leidy en el invernadero.
Al finalizar, todos los participantes se reunieron para participar de un conversatorio sobre su experiencia, donde, además de socializar lo que pasó, le entregaron una nota de reconocimiento a su par en el experimento.
Durante el conversatorio, palabras de admiración, sorpresa, agradecimiento y reconocimiento evidenciaron que este tipo de experimentos son necesarios e importantes. La experiencia sirvió para que los seis participantes, así como los demás involucrados, pudieran reflexionar sobre la importancia de conocer la realidad de otras personas, reconocer su humanidad y darse cuenta de que todos tenemos algo en común. También, sirvió para reconocer a otras personas como iguales, desafiando los estereotipos y prejuicios, y construyendo así relaciones genuinas de confianza que permitan transformar la manera como nos relacionamos.