La temática es relevante por los desafíos estructurales que enfrenta América Latina, asociados a desigualdades extremas, desempleo, alta informalidad, brechas entre hombres y mujeres, ausencia de oportunidades para los jóvenes, vulnerabilidad de comunidades étnicas, migrantes y fuertes impactos del cambio climático.
Por ello en el taller, que se realizó el 9 de marzo, se abordó el rol del sector empresarial frente a la interacción de las agendas de empresas, DDHH y desarrollo sostenible. Contó con la participación de Laura Belfiore, especialista de Sostenibilidad Corporativa en la Red Argentina del Pacto Global, quien coordina las agendas de Derechos Humanos, Reporting y la integración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en los contextos de negocios.
Derechos humanos, la clave
Belfiore hizo énfasis en la idea de que el desarrollo sostenible no se centra solo en cambiar las condiciones materiales que le impiden a una persona alcanzar el bienestar, sino que implica empoderarla con voz y acción. "Cuando pueden ejercer sus derechos, también logran defenderse a sí mismas y a los demás, pues están empoderadas para dar forma a las decisiones que afectan sus vidas", afirmó. De esta manera, los derechos humanos no son solo la forma correcta, sino la más inteligente de acelerar el progreso hacia un desarrollo más equitativo y sostenible.
También destacó que la Agenda 2030 es la agenda de la dignidad, que contempla las cinco dimensiones sobre las cuales se construyen los ODS —paz, prosperidad, personas, planeta y alianzas— íntimamente relacionadas con los derechos económicos, sociales y culturales que moldean el bienestar de las personas.
La experta señaló la importancia de diferenciar entre promoción y respeto por los DDHH, ya que las empresas suelen inclinarse por la primera. No obstante, desde 2015, con el desarrollo de la Agenda 2030, se busca incentivar prácticas empresariales responsables enfocadas al compromiso público, la debida diligencia, la reclamación y la reparación, con el fin de respetar los derechos humanos.
Belfiore llamó la atención sobre el “SDG Washing” (término utilizado cuando las empresas reconocen la existencia de los ODS y señalan las formas en que se alinean con ellos), especialmente frente a la importancia de realizar un seguimiento asistido a las empresas para ejecutar análisis profundos e interdepartamentales que logren evidenciar las responsabilidades y oportunidades de la Agenda 2030 a partir del sector económico, la geografía y el contexto de negocio de las empresas. Para ello, insistió en la importancia de fortalecer la medición de los ODS con indicadores específicos y de calidad frente a las metas y objetivos priorizados por las empresas.
Según la experta, la mejor forma que tiene una empresa de contribuir a la agenda de desarrollo sostenible es a través de prácticas sostenibles y de transparentar y documentar la información sobre la sostenibilidad en su ciclo de presentación de informes sobre la materia.
Hacia adelante
Belfiore apuntó, finalmente, que aunque la Agenda 2030 encuentra un gran nivel de apoyo entre empresas y gobiernos, los avances en la implementación de los Principios Rectores no son muy alentadores por cuenta de la deficiencia en el desarrollo de políticas y prácticas de DDHH. Por ejemplo, Pacto Global ha establecido que, si bien el 92% de las empresas poseen políticas en DDHH, solo el 17% realizan evaluaciones de impactos en DDHH. Asimismo, solo el 14% de los Estados miembro de Naciones Unidas ha desarrollado un Plan Nacional de Acción en Empresas y DDHH.
Las dificultades para abordar esta temática ponen en evidencia la necesidad de que el sector empresarial, los Estados y la sociedad civil en Colombia asuman un rol activo en el respeto de las tres agendas: empresas, DDHH y desarrollo sostenible. Como lo establece Shift, “cuando las empresas persiguen iniciativas “verdes” o “sociales” pero no abordan los impactos sobre los derechos humanos en sus operaciones y cadenas de valor, terminan contribuyendo a la sociedad con una mano y perjudicando con la otra. Por el contrario, cuando asumen un enfoque coherente frente a sus estrategias asociadas a los ODS; es decir, cuando se enfocan tanto en los derechos de las personas como en la sostenibilidad, pueden contribuir al progreso sostenible para beneficio del mundo y de su propio negocio".
En el taller, los integrantes de Guías Colombia tuvieron la oportunidad de analizar un caso de estudio donde relacionaron el respeto de los DDHH con la contribución a ODS específicos. Asimismo, reflexionaron sobre la importancia de hacer alianzas para fortalecer la gestión de las empresas hacia el respeto de los derechos humanos y la contribución positiva al desarrollo sostenible.
Guías Colombia es, precisamente, un ejemplo de cómo convergen distintos tipos de actores (entidades del Estado, sector privado, sociedad civil, organismos internacionales y otras entidades interesadas) para alcanzar un propósito común, orientado a la generación y adopción de conductas empresariales responsables.