*Esta columna se publicó en La Silla Vacía, el 7 de octubre de 2021.

Gracias a un trabajo investigativo sobre confianza e inclusión socioeconómica de los firmantes de paz en Antioquia, que adelanta la Fundación Ideas para la Paz en alianza con la Universidad Externado y la Universidad de Essex, conversamos con una importante líder del sector empresarial del departamento quien mencionaba que, en la actualidad, el tema de la reincorporación estaba totalmente desdibujado de la agenda pública.

Decía que la pandemia, la movilización social y la reactivación económica estaban en el foco, y que allí era donde se concentraban las prioridades del Estado y del sector privado. Todo esto —insistía— hacía muy complejo movilizar esfuerzos hacia la reincorporación.

Esta conversación —y detenerse a observar el panorama actual de la reincorporación— no solo invita a una reflexión, sino a una autocrítica para centros de pensamiento, investigadores, medios de comunicación y la sociedad civil con capacidad de incidencia, que hemos dejado a su suerte un proceso tan relevante y crítico para la paz como la reincorporación de los excombatientes en lo social, económico y político.

Hay que hacer un esfuerzo por poner el foco nuevamente en elementos sustanciales de la reincorporación de excombatientes y presentarlos como retos de nuestra sociedad. Hablo sobre cómo generar oportunidades de vida digna en la ruralidad, brindar garantías de seguridad a los firmantes, consolidar iniciativas productivas sostenibles y aprovechar los procesos en zonas de alta afectación por el conflicto armado, para potenciar dinámicas de desarrollo que beneficien, también, a las comunidades que viven allí.

Proyectos productivos en marcha y sostenibles

De acuerdo con el último reporte “Así avanza la reincorporación” de la ARN, con corte a junio del 2021 había 6.913 excombatientes beneficiados con proyectos productivos, de un total de 12.956 personas en proceso de reincorporación. Eso significa que cerca de un 53% de los firmantes de paz no cuenta con las condiciones establecidas en el Acuerdo para la sostenibilidad de su reincorporación en términos económicos.

Si tenemos en cuenta que esto ocurre tras cinco años de la refrendación del Acuerdo, vemos que sigue siendo un reto la puesta en marcha de proyectos productivos en los diferentes momentos del ciclo (generación de ideas, formulación, revisión y aprobación, desembolso), y lograr que los que están andando lleguen a ser sostenibles.

Generar estas condiciones pasa por muchos pequeños retos como contar con el adecuado acompañamiento cuando se formulan los proyectos, bien sean individuales o colectivos; disponer de lo necesario para su viabilidad (el acceso a la tierra ha sido un cuello de botella); lograr un nivel adecuado de diligencia de las instancias de revisión y aprobación (CNR y ARN); contar con un acompañamiento óptimo en la puesta en marcha y operación de los proyectos; adoptar mecanismos de seguimiento que incentiven el logro de resultados; y generar los espacios para consolidar alianzas que favorezcan la sostenibilidad de los proyectos.

Si bien el avance de la reincorporación económica se enfoca en la aprobación de los proyectos productivos, hoy la sostenibilidad debería ser el norte en el cual concentrarnos. Sobre esto, particularmente, quiero profundizar a propósito de un trabajo que hicimos en la FIP con la Fundación Compaz sobre aprendizajes de paz y el sector productivo.

Esta investigación identificó que juega a favor de la sostenibilidad “reconocer el saber hacer de las personas y las comunidades de los entornos donde se generan los procesos de reincorporación”. También “las vocaciones productivas del territorio, hacer lecturas adecuadas de las señales del mercado y plantearse un crecimiento acorde y coherente con las capacidades de los proyectos”.

Es innegable que el contexto mismo plantea retos para el proceso de sostenibilidad de los proyectos productivos. Y en este frente hay un elemento estructural que amenaza de fondo el proceso de reincorporación en su integralidad: la seguridad. Preservar la vida de los firmantes de paz debe ser una prioridad.

Otros elementos —que tampoco son menores y amenazan la viabilidad y sostenibilidad— son las dificultades en el acceso efectivo a tierras para los proyectos productivos y las agudas brechas en infraestructura. Aunque suene a un lugar común, cualquier oportunidad para hacerlas visible cuenta: las condiciones de acceso, movilidad y, en general, de acceso a bienes y servicios públicos en las regiones donde mayoritariamente se está llevando a cabo la reincorporación, son críticas.

Corresponsabilidad y articulación

El éxito y sostenibilidad de los procesos de reincorporación económica dependen, entre otras cosas, de la corresponsabilidad: la reincorporación y la construcción de paz no son una responsabilidad exclusiva del Gobierno Nacional y los firmantes. La reincorporación es un proceso sistémico en el que tercian diferentes sectores y factores que son interdependientes y, por eso mismo, distintas fuerzas intervienen en su éxito o fracaso.

Esta corresponsabilidad puede aplicar en dos esferas: la efectiva articulación interinstitucional (articulación “temática” o de procesos), y la vinculación de actores estratégicos con capacidad de incidencia.

En el primer caso, es necesario entender que la reincorporación económica no depende exclusivamente de una entidad del Estado sino de la combinación de acciones entre entidades con diferentes competencias asociadas al cumplimiento de la ruta de reincorporación.

Un hecho a destacar es la creación del Sistema Nacional de Reincorporación (SNR), lanzado en febrero de este año con la participación de más de 28 entidades del Gobierno Nacional. Sin embargo, a la fecha, persisten críticas y diferencias de criterio frente a este sistema ya que no responde a lo establecido en el Conpes 3391 de Reincorporación. Su estatus jurídico, la definición de objetivos y haberlo establecido fuera del Consejo Nacional de Reincorporación, son los principales reparos. Así se refleja en el último Informe del Secretario General de Naciones Unidas sobre la Misión de Verificación en Colombia.

Es fundamental comprender que el éxito de la reincorporación tampoco depende exclusivamente del ámbito económico, sino que se enmarca en una integralidad de elementos en el ámbito político, la articulación con el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición (Sivjrnr), la reconciliación, la generación o reconstrucción de la confianza, la implementación de los PDET y el trabajo socioemocional con firmantes y comunidades, entre otros. La integralidad de la reincorporación y de la implementación del Acuerdo no es solo un reto, sino una pieza protagónica.

El segundo caso en que aplica la corresponsabilidad se centra en sectores que, si bien no tienen un mandato, sí pueden apalancar y potenciar procesos como, por ejemplo, el sector empresarial. Aunque hay esfuerzos e iniciativas, hoy no existe un mensaje claro ni tampoco una estrategia que apunte a generar o fortalecer relaciones de cooperación entre empresarios y firmantes de paz, lo que constituye una gran oportunidad para la reincorporación en su ámbito económico.

El mensaje debe ser contundente: el impacto es mayor cuando se trabaja con aliados. La reincorporación socioeconómica no es ajena a esta realidad, pues las alianzas pueden fortalecer en diferentes frentes el proceso, sobre todo cuando las oportunidades de relacionamiento se expanden más allá de la filantropía.

Desde una perspectiva de capacidades técnicas para la producción, organizacionales o gerenciales, y de acceso a mercados, las alianzas pueden ser un potenciador de la reincorporación. Pero para que se materialicen, es necesario abordar el tema de la confianza y mejorar la calidad del relacionamiento de los excombatientes con otros sectores, como autoridades locales y actores empresariales.

De alguna forma, gran parte de la sostenibilidad de los proyectos productivos está en el relacionamiento y en la capacidad de generar alianzas que respalden estas iniciativas en términos técnicos, comerciales, gerenciales, entre otros, cuando el apoyo económico y el acompañamiento por parte del Gobierno y de agencias de cooperación termine.

Aprovechar los liderazgos y la transformación del territorio

Para finalizar, un reto innegable es lograr aprovechar efectivamente la capacidad de liderazgo de los firmantes de paz. Así como se abordan y trabajan capacidades técnicas para los proyectos productivos, hay que fortalecer el liderazgo de los excombatientes a nivel local y regional. En las cooperativas y los proyectos productivos más consolidados y con mayores perspectivas de sostenibilidad, existe hoy un liderazgo fuerte que ha logrado canalizar esfuerzos y gestionar alianzas y oportunidades que ya están aportando al bienestar colectivo.

Es clave aprovechar ese potencial que existe en los diferentes entornos donde se lleva a cabo la reincorporación en el país, así como potenciar estos liderazgos con procesos de fortalecimiento de capacidades. De esta manera, se evolucionará de un liderazgo en contexto de guerra y conflicto a uno propositivo, incluyente y más horizontal que dinamice la reincorporación y el proceso mismo de reconciliación y construcción de confianza en los territorios.

Queda entonces abierta la invitación a seguir haciendo un seguimiento a la implementación de la reincorporación, a acompañar a la institucionalidad, las comunidades y a los firmantes de paz, y a proponer y gestar alternativas que se traduzcan en una mayor efectividad de la política pública y la concreción de alianzas que aporten a la sostenibilidad de este proceso. 

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