Colombia siempre había sido un país de migrantes, pero nunca un receptor. Hasta ahora. El alto flujo migratorio de Venezuela ha evidenciado la precariedad del Estado colombiano para atender este fenómeno, que ha cogido a los últimos gobiernos, como se dice popularmente, “con los pantalones abajo”. Preocupa el aumento de la xenofobia, la discriminación y la estigmatización hacia esta población, que ha llegado al país buscando mejores oportunidades.
Como este será un fenómeno de largo plazo, proponemos algunas reflexiones para evidenciar que la migración es una oportunidad económica, social y cultural. Sin embargo, para que esto suceda, será determinante crear procesos que estimulen la generación de confianza entre los migrantes y todos los sectores estratégicos del país, incluido el empresarial.
La migración es un desafío de proporciones sistémicas, que solo será exitoso si se aborda de manera diferente. Colombia —que habla de la diversidad como una de sus mayores riquezas— debería comenzar por promover el reconocimiento empático y la humanización de su narrativa hacia los migrantes, para crear nuevas soluciones de política pública y cultura ciudadana.
Crisis humanitaria y xenofobia: peor en tiempos de pandemia
Lamentablemente, la tendencia a rechazar los migrantes que existe en el imaginario colectivo colombiano no es nueva y ha aumentado de manera significativa en los últimos meses. A este adverso panorama se suma la crisis del covid-19, que puso en evidencia la difícil situación que vive buena parte de la población migrante en el país. Con el inicio de la pandemia, el Gobierno decretó un periodo de cuarentena en el cual, si bien se preservaron vidas y sirvió como una ventana de oportunidad a fortalecer el sistema de salud, también se profundizó la precarización económica de muchos migrantes. Según datos de la Universidad Externado de Colombia[1], para 2019, entre un 74 y un 90% de esta población se dedicaba a actividades informales en sectores como el comercio, el turismo y los restaurantes, que se han visto significativamente afectados con el periodo de aislamiento.
Esta situación ha generado el regreso a Venezuela de más de 70.000 personas (cerca del 5% del total de esta población)[2]. Sin embargo, el cierre de fronteras y la continua disputa entre los mandatarios de ambas naciones, ha generado una ralentización de dicho regreso, lo que, a su vez, ha estancado a la población migrante en las ciudades fronterizas. Esto sin mencionar el déficit habitacional, que ronda el 37%[3] para los venezolanos en el país, y el fenómeno de reclutamiento por grupos al margen de la ley[4], que ya se venía presentando desde antes de la pandemia[5].
Por si fuera poco, la imagen favorable de la población migrante, empeoró con la llegada de la pandemia. Solo para hacerse a una idea, el Gallup Poll # 135, de febrero de 2020 (antes de la llegada del covid-19), indicaba que el 67% de los encuestados veía desfavorablemente la intención de los ciudadanos venezolanos de quedarse en el país. Según una encuesta del Proyecto Migración Venezuela de la Revista Semana[6], para abril del 2020, el 81% de los colombianos tenía una opinión desfavorable frente a los migrantes que habían llegado al país. Además, el 54% no estaba de acuerdo con que el gobierno acogiera a los venezolanos, y el 58% estaba en desacuerdo con brindarle documentos legales para el trabajo.
Todos estos datos en un momento en el que se esperaría que la solidaridad aflorara como valor colectivo de nuestra sociedad.
¿Qué hacer? Confianza, una de las claves
Fenómenos como la estigmatización y la xenofobia pueden ser explicados como consecuencia de sociedades con bajos índices de capital social. En Colombia, factores como el conflicto armado, la falta de espacios de interacción y participación, así como contextos en los que persiste la violencia y la ilegalidad, han incidido en la forma en la que nos relacionamos y concebimos al otro.
Solo para hacerse a una idea de lo que podríamos definir como un “desafío de confianza”, una encuesta realizada por el Programa PAR de Acdi/Voca y USAID, determinó que solo el 27% de las personas confía en sus vecinos, y apenas el 14% en el Estado. A su vez, un análisis realizado por la FIP a las encuestas Gallup Poll, estableció que, al menos desde de 2012 y de manera sostenida, los colombianos sienten que el país va por mal camino.
La FIP se ha dado a la tarea de entender cómo se configura la confianza en entornos difíciles donde las relaciones se basan, muchas veces, en prejuicios y estereotipos. Así, hemos podido diferenciar los siguientes factores como detonantes para la efectiva integración social, en el largo plazo, de la población migrante:
Información: percibo al otro de acuerdo con lo que yo sé (o creo saber) de él
En un mundo cada vez más interconectado, en el que se ha acrecentado el acceso a la información, también se han posicionado fenómenos como las “fake news”. La migración no ha sido ajena a ellas.
El manejo de la información y la forma como se crean estas narrativas sobre los migrantes son determinantes a la hora de construir confianza con las comunidades. Los medios de comunicación tienen un rol decisivo para entender este fenómeno; sin embargo, según la Organización Internacional para la Migraciones (OIM) “no hay día en que los medios de comunicación no difundan —ya sea de manera tradicional o a través de los nuevos canales—, reportajes sobre diferentes aspectos de la migración, principalmente sobre los negativos”[7].
Además, la FIP ha establecido que las personas pueden llegar a confiar más en el otro si sienten que hay un manejo transparente de la información. En el caso de la migración, esto podría potenciarse a través de ejercicios que promuevan la humanización de los migrantes y sus relatos de vida, promoviendo el reconocimiento empático y concentrándose en fortalecer mensajes que evidencien este fenómeno como lo que es: una oportunidad.
Poco se habla de que, por ejemplo, la migración puede producir crecimiento en el mercado laboral, al incrementar la oferta de mano de obra en sectores con pocos trabajadores. Ni tampoco que la migración, al traer mano de obra joven —como lo indicó Fedesarrollo en un informe[8]—, también puede contribuir a dinamizar el sistema pensional en un país que, como Colombia, viene envejeciendo.
Existen otras oportunidades para generar procesos de acercamiento. Diversos trabajos de la FIP han confirmado que las personas tienden a confiar más en alguien a quien sienten parecido; por eso, debemos aprovechar las enormes similitudes culturales que fortalezcan dichos lazos de confianza.
Esos trabajos han mostrado que los procesos de estigmatización y la configuración de relaciones antagónicas pasan, muchas veces, por no tener suficiente información sobre el otro y no poder construir identidades comunes.
Diálogo, emociones y cooperación: hay que hablar, pero hay que hacer
Otro de los factores que la FIP ha identificado está asociado a los espacios de interacción, especialmente a escenarios de diálogo. En el caso de la migración, estos espacios son realmente limitados, por no decir inexistentes. No obstante, el diálogo permite conocer la realidad del otro, sus expectativas y posturas, y brinda la oportunidad de reflexionar en torno a los prejuicios propios.
No hablamos de cualquier tipo de diálogo, ni tampoco de simples conversaciones. Es algo que la FIP ha denominado Diálogo para la Acción, en el que las conversaciones tienen como norte estratégico promover la concertación de acciones colectivas. Es casi emular la frase célebre de Nelson Mandela: “si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con él, entonces se vuelve tu compañero”.
Más allá de encasillar las relaciones con los migrantes como una “enemistad”, hemos comprobado que en algunas regiones del país existe una relación directa entre el trabajo colectivo, la confianza y la integración en espacios que involucran, incluso, a poblaciones altamente estigmatizadas, como los excombatientes.
Sin embargo, para que este diálogo sea exitoso, es necesario también fortalecer las habilidades socioemocionales de los involucrados. Muchos de los conflictos escalan por la ausencia de mecanismos, formación o herramientas que nos permitan tener una gestión adecuada de las emociones. Esto es algo que en Colombia cobra aún más vigencia ya que, con los años, nuestros niveles de salud mental y emocional se han precarizado.
La transformación de las relaciones se enmarca también en nuestra dimensión más humana y emocional. Los escenarios de diálogo muchas veces no son sostenibles debido a que, entre otros factores, se trata de buscar soluciones en espacios en los que se sigue viendo al otro desde la certeza de que siempre buscará ventaja sobre mí.
Integración desde la sostenibilidad empresarial
La migración no es un tema exclusivo de los migrantes, el Estado o las comunidades de acogida. Si bien son muchos más actores los que pueden tener incidencia en este proceso, resaltamos la oportunidad que la migración puede significar para el sector empresarial y el impulso que le puede dar al proceso de integración y generación de confianza en el mediano y largo plazo.
Y es que este sector, de acuerdo con la experiencia de la FIP, puede incidir directamente al menos desde tres aspectos. El primero es quizás el más obvio: oportunidades económicas para generar ingresos en la formalidad, bien sea a través de empleo o emprendimientos.
En esta labor de involucrar y promover la migración como una oportunidad de crecimiento económico, ya hay labores de organizaciones como la FIP o Tent Partnership for Refugees, en las cuales se muestra otra faceta de los migrantes desde los testimonios de los empresarios, algo que promueve, justamente, la generación de confianza.
El segundo aspecto tiene que ver con la posibilidad de usar los espacios empresariales como escenarios para prevenir la estigmatización y promover la confianza. Las personas pasan más tiempo en su lugar de trabajo que en cualquier otro espacio, lo que puede ser utilizado, a muy bajo costo, para generar reflexiones en torno a la migración, la percepción sobre los migrantes y la configuración de las operaciones empresariales como espacios de acogida e inclusión.
Finalmente, las empresas y los líderes empresariales, como movilizadores sociales, tienen acceso a espacios en los que se deben consolidar líneas de mensaje que promuevan la no estigmatización y la confianza. Según el Barómetro de la Confianza de Edelman, para 2020, en Colombia, el 75% de los encuestados espera que el Presidente de su empresa opine sobre el tema de la migración. Esto habla del rol que pueden tener los empresarios y las expectativas que pone el mundo de hoy sobre ellos para que jalonen los grandes cambios que las sociedades demandan.
Colombia tendrá que convivir con la nueva realidad en torno a los migrantes, que tienen vocación de permanencia en el país. Darnos la oportunidad de confiar nos permitirá crecer como sociedad, contribuir con los procesos de transformación territorial, y nos llevará a nuevos horizontes en términos de crecimiento y calidad de vida. Pasar del “ellos y nosotros” al “juntos somos más”.
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[1] Universidad Externado de Colombia. Panorama laboral de los migrantes venezolanos en Colombia 2014-2019. Tomado de: https://www.uexternado.edu.co/wp-content/uploads/2020/03/Panorama-laboral-de-los-migrantes.pdf
[2] La Silla Vacía, 2020. Colombia se lava las manos con el retorno de los venezolanos. https://lasillavacia.com/colombia-se-lava-las-manos-retorno-los-venezolanos-76978
[3] CONPES 3950, 2018
[5] BBC, 2019. Crisis en Venezuela: cómo las mafias y grupos armados de Colombia se aprovechan de los migrantes venezolanos. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-49486230
[6] Proyecto Migración Venezuela, 2020. Percepción de los migrantes en tiempos de coronavirus.
[7] Organización Internacional para las Migraciones OIM: Informe sobre las migraciones en el mundo 2018. Tomado de: https://publications.iom.int/system/files/pdf/wmr_2018_sp.pdf
[8] Fedesarrollo, 2018Migración Venezolana a Colombia. https://www.fedesarrollo.org.co/sites/default/files/iml-octubre_2018-web.pdf
Fedesarrollo, 2020. Informe mensual del mercado laboral. http://dams.fedesarrollo.org.co/iml/publicaciones/iml-enero/