El Cañón del Porce es una rica región que se ha enfrentado a las dinámicas del conflicto armado por años y a los dilemas que implica el desarrollo. Teniendo eso en cuenta, la FIP implementó el Laboratorio para propiciar la unión entre personas de diversas geografías, culturas y economías que provienen de distintos sectores. Durante dos años, la FIP logró convocar a personas de las comunidades ubicadas aguas abajo de la represa Porce III en Amalfi y Anorí, así como funcionarios de EPM e Isa Intercolombia y de las administraciones locales.

Cuando se logró comprender el contexto y el ritmo de la región y del río, este proceso generó dinámicas de diálogo y cooperación fluidas, donde el respeto y la confianza fueron la base de la conversación entre aquellos que piensan diferente por cuenta de las tensiones y desafíos de gobernabilidad y el desarrollo sostenible e inclusivo. Personas que tienen poca probabilidad de entrar en contacto desde las veredas, los despachos y las oficinas, se reunieron en Medellín, en Amalfi y en Anorí, con el fin de crear y colaborar a través de acciones de interés común que aportaran a la reconciliación, a la transformación de relaciones y al desarrollo territorial.

A través de este diálogo para la acción, los Laboratorios del Cañón del Porce generaron e implementaron cuatro grandes iniciativas: 

  1. Un diagnóstico de educación de la infraestructura y del estado de los procesos educativos de 13 escuelas en ocho veredas de Amalfi y Anorí. Los insumos recogidos se entregaron a las empresas y a las nuevas administraciones municipales.  
  2. Una iniciativa de minería responsable e inclusiva: Se recogieron insumos sobre las diferentes vías para lograr una minería artesanal y pequeña en el Cañón del Porce, que sea responsable y formalizada, a través de encuentros entre comunidades mineras, empresas y autoridades sobre gobernanza minera inclusiva para la región. Este proceso contó con la participación de diferentes instituciones, como la Alianza por la Minería Responsable, GDIAM, la secretaría de minas de la Gobernación de Antioquia y la Agencia Nacional de Minería.  
  3. Escuela de líderes: Una escuela itinerante para promover nuevos liderazgos comunitarios en la región. La escuela fue implementada en ocho veredas del Cañón y su currículo fue diseñado por los participantes del Laboratorio, de acuerdo con las necesidades de aprendizaje identificadas por los líderes de la comunidad. Con una participación considerable de mujeres y jóvenes, se formaron cerca de 90 personas de las veredas.   
  4. Lineamientos de Desarrollo del Cañón del Porce: Se elaboró un documento con los principales lineamientos del plan de desarrollo sostenible —basado en el Plan de Intervención Integral PII—, construido conjuntamente con las comunidades en un proceso liderado por la Alianza PNUD, EPM, Isa Intercolombia y las comunidades del Cañón. Estos lineamientos fueron presentados a los candidatos de diferentes partidos de Amalfi y Anorí para discutir y comprometerse a la agenda de desarrollo del Cañón del Porce en una reunión previa a las elecciones. 

Los Laboratorios dejan un legado de diálogo constructivo para el territorio. La sostenibilidad de un proceso como este debería tener en cuenta, entre otros, dos principios: primero, que es necesario entender y recordar que el protagonista es la región así como su gente. La FIP pudo, a través de este proyecto, implementar este principio al entender la necesidad de adaptarse y articularse con procesos y actores externos, y realizando otros programas en el territorio, como la Comisión accidental de Variación de Niveles, la Mesa de Desarrollo de la Alianza PNUD-EPM-Intercolombia, los esfuerzos individuales desde las empresas y los realizados por la institucionalidad local y nacional, entre otros. Estos ejercicios aportaron elementos y prepararon el terreno para que el Laboratorio se pudiera implementar; de igual forma, los Laboratorios les aportaron a estos esfuerzos previos y les procuraron elementos que, ojalá, representen un legado para que el territorio tome una dirección hacia el desarrollo sostenible y la reconciliación.

Y, segundo, la sostenibilidad de estos procesos debe basarse en la eficacia de espacios. Entre menos espacios donde se lleven a cabo conversaciones, menos dispersión de temas habrá. Con un enfoque inclusivo, un solo espacio facilita la posibilidad de aunar esfuerzos, evitar repeticiones y articular a los actores externos y del territorio.

Este cierre es una oportunidad para la FIP de agradecer al territorio y a las personas de las comunidades, autoridades y empresas que participaron en el proceso. A través de Los Laboratorios financiados por USAID, la FIP logró generar conocimiento, desarrollar prácticas y acompañar procesos para contribuir a la construcción de paz en uno de muchos territorios de Colombia que requieren procesos de transformación de las relaciones.